Personalmente no siento entusiasmo alguno por esas piezas a simple vista perfectas (“impecables”, aun cuando con frecuencia la calidad deje mucho que desear). Ese acabado tan «aparente» es el sello de identidad de todo lo que deriva de un proceso de producción industrial. Son piezas sin alma, no hay un ápice de encanto en ellas, por no hablar de la carencia absoluta de originalidad ¡Más de lo mismo! en estos tiempos en que ya de por si, quien más, quien menos, todos andamos bastante aborregados.
De ahí esa tendencia, cada vez más generalizada, a reivindicar el valor de lo hecho a mano. Son objetos cuyo aspecto, incluso a veces demasiado tosco, nos trae la esencia de unas manos que han trabajado con alma, hasta conseguir esa pieza imposible de replicar, única, exclusiva y llena de encanto.
Te animo a que pienses un momento en le que esto significa; invertir el mismo dinero – o incluso menos – en adquirir algo que nadie más tendrá, que no es el resultado de un frío proceso industrial, sino un pedacito de la vida de quien le ha dado forma ¡solo para ti!
Ya es una realidad; la artesanía; lo hecho a mano, vuelve con renovado ímpetu para aliarse con el diseño y así conseguir piezas bellas, muy originales y diferentes, porque cada artista posee su impronta; su propio criterio artístico. Definitivamente esta tendencia se impone en pleno siglo XXI; un nuevo hacer artesano vinculado indisolublemente a la creatividad artística. Aquí tenemos la razón – tan simple como con frecuencia difícil de identificar – de por qué hemos aprendido a valorar y admirar este tipo de trabajos, con una nueva y evolucionada mentalidad.
SOBRE “AÑIL Y MAGENTA”, LA PIEZA QUE ILUSTRA ESTE POST
Este colgante, pertenece a la Colección «Simplicity», en ella recopilo los diseños de la gama de bisutería. Se trata también de Piezas de Autor, pero en este caso peculiares, porque mi bisutería combina materiales de un modo nada convencional, atrevido y original.
En «Añil y Magenta» he mezclado resinas naturales con gemas; pequeñas cuentas de calcedonia y de amatista. Esto le aporta un extra de valor que va más allá del concepto que tenemos de bisutería al uso. Ese empaque es el que hace posible que un diseño de bisutería pueda llamar la atención, atraer y apetecer a mujeres de cualquier edad. Porque su calidad, originalidad y exclusividad visten, y le confieren carácter intemporal.
“El buen diseño perdura”
“El precio se olvida, la calidad permanece»
Si te apetece completar la información sobre «Añil y Magenta», pincha en Tienda, verás el enlace en la cabecera de este post, a pie de foto, y bajo estas líneas.
Muchas gracias.