Hoy, sentimientos encontrados, por un lado, nostalgia, por otro, una gran alegría.
25 años ya!, desde aquella preciosa mañana del 10 del 10 del 1989, en que por primera vez fui madre.
Recuerdo que me obcecaba en querer saber cómo me sentiría, que significaría realmente para mi. Creo que por entonces, aquello me provocaba más inquietud que felicidad, me consideraba demasiado inexperta para asumir tanta responsabilidad, me asustaba el miedo a no saber ser madre…
¡Que poco entendía yo de la vida entonces!, pero fue en aquel preciso instante, al traer a mi primer bebe al mundo, cuando descubrí que ser madre es algo que forma parte de la esencia de toda mujer, algo que esta ahí, en letargo, hasta que un día se despierta porque ha llegado la hora de manifestarse.
Un antes y un después, entrar en aquel paritorio con una barriguita de primeriza y salir con mi vida en mis brazos, ha sido lo más maravilloso que he vivido!…
Más tarde fui madre otras dos veces, mis tres hijos son la razón por la que consigo ilusionarme cada día y aunque todo se desmorone, sé que si ellos están bien, conseguiré salir adelante, porque no hay nada con lo que la ilusión no pueda.
Todo va pasando demasiado deprisa. Sería una embustera si no reconociese que siempre queda un regusto nostálgico, pero la verdad es que mi carácter me lleva a seguir ilusionándose con lo que haya de venir.
Con mis hijos he crecido y he madurado, es tan grande el sentimiento de gratitud cuando soy consciente de la suerte que he tenido con ellos y con la vida, que no puedo por menos que postrarme con humildad y reconocer que he sido muy afortunada y por lo tanto, me siento en deuda.