Algunas veces siento la necesidad de dejar que mi mano haga libre, sin someterla a disciplina, sino al contrario, dando protagonismo al hecho de que su huella quede bien plasmada, porque nos gusta esa naturalidad, auténtica e imperfecta. Cuando trabajo así, el resultado es aún más artesano, si cabe.
A medida que la oferta de objetos reproducidos en series infinitas, carentes de calidad y originalidad, satura el mercado, más tendemos a valorar el encanto de la pieza única elaborada artesanalmente ¡tanto tiempo relegada, como arte menor!
En joyería, el resultado de combinar este modo de hacer; influencias ancestrales, con criterios estéticos, diseños de calidad y buenos materiales, da una gama que nada tiene que ver con líneas clásicas y anquilosadas. Se trata de diseños mucho más asequibles, fáciles, apetecibles de llevar y francamente rompedores ¡Tendencia en alza! en la que yo, si me lo permites, diría que me considero precursora.
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