Cuando la recuerdos me envuelven, surge el anhelo de hacer presente tantos momentos cálidos de mi pasado…
Tal es mi estado de ánimo ante esa montaña rusa que con sus luces y sombras me va mostrando el camino serpenteante que aún queda por recorrer.
Cuando regreso al mundo de mis recuerdos, veo a la niña que fui, desde la mujer que soy.
Cuesta asumir que es real que el tiempo se va, cuesta aceptar la idea de que no podamos retenerlo, cuesta querer pensar que así debe ser, pero lo que más cuesta es intentar ser inasequible al desaliento.
